Pasta con salsa cremosa de auyama (Calabaza, zapallo)

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¿Pasta y auyama juntas? Puede sonar raro pero no, no lo es.

Esta idea la tomé de mi canal favorito en Youtube, donde hay un montón de recetas para inspirarse a comer saludable,  es el de Nina Montagne (Aunque antes se llamaba Cam & Nina, pero eso es sólo otra historia de relaciones que se terminan).

Lo que sí apenas está por comenzar es el enamoramiento que causa esta salsa cremosa que no es más que confort food en su máxima expresión. Originalmente se prepara con batata rosada, pero en la aldea de pescadores donde vivo no se consigue, así que la sustituí por auyama.

Para este banquete facilito vas a necesitar:

Ingredientes (Para una persona):

½ taza de pasta cruda.

½ taza de auyama cocina.

1 cebolla pequeña.

2 dientes de ajo.

Leche líquida (Cantidad necesaria).

Sal (Al gusto).

Peperoncino (También puedes usar pimienta).

½ cucharadita de orégano.

½ cucharadita de pimentón español.

Queso parmesano (La cantidad que prefieras, yo podría usar medio kilo sin ningún remordimiento).

Preparación:

Saltea la cebolla y el ajo, cuando se hayan puesto transparentes agrega el pimentón español y un chorrito de agua para que terminen de cocinarse sin quemarse. En este punto es momento de cocinar la pasta.

Mientras tanto, en una licuadora o procesador de alimentos agrega la auyama, la cebolla y el ajo salteados, el orégano, el peperoncino, la cantidad de queso parmesano que quieras (una cucharada por lo menos), la sal y un chorrito de leche. Procesa hasta que consigas una salsa cremosa donde todo esté integrado.

Cuando la pasta esté lista, devuélvela la salsa al sartén donde salteaste la cebolla, agrega la pasta directo de la olla, así se traerá agua de la cocción y lograrás que todo se haga más bonito, más espeso y cada pedacito de pasta esté impregnado con la salsa. Sirve, corona con más parmesano y listo, a comer.

Ya sea como plato principal o acompañante, es perfecto porque te hace sentir satisfecho, pero no es pesado, ni lleva un montón de ingredientes. Se me ocurre que es una manera de hacer que los niños coman más verduras, basta decirles que es salsa de queso y seguro lo devoran encantados. Además, si eres un adulto no muy amante de la auyama, créeme que esta receta es una buena oportunidad para hacerte cambiar de opinión. Porque al final así es la vida, un cambio constante, una transformación diaria en la que estás envuelto aún sin darte cuenta.

 

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